Tubos de Acero Inoxidable

En la actualidad, es bien sabido que existen diversos tipos de acero inoxidable. Cada uno, gracias a sus propiedades únicas, es adecuado para distintas aplicaciones industriales y cotidianas. Ahora bien, si nos adentramos en los detalles, podemos afirmar que la clasificación principal del acero inoxidable se basa en su microestructura. A continuación, te presentamos los tipos más relevantes:

Aceros Inoxidables Austeníticos:

Compuestos esencialmente por hierro, cromo (16-26%) y níquel (6-22%).

Son característicamente no magnéticos y, por ende, presentan una destacable formabilidad y resistencia a la corrosión.

Un dato interesante es que ejemplos notables de estos son el Tipo 304 y Tipo 316. Por ello, son ampliamente preferidos en sectores como la industria alimentaria, química y farmacéutica.

Aceros Inoxidables Ferríticos:

Su composición incluye hierro, cromo (10.5-27%) y, en algunas ocasiones, molibdeno.

Son magnéticos, lo que los dota de una buena resistencia a la corrosión y facilidad de soldadura.

Es relevante mencionar que su uso es común en sectores como el automotriz y el de electrodomésticos.

Aceros Inoxidables Martensíticos:

Están compuestos por hierro, cromo (11.5-18%) y presentan mayores niveles de carbono que los ferríticos.

Son magnéticos y su principal ventaja es que pueden ser endurecidos mediante tratamiento térmico.

Es común encontrarlos en productos como cuchillos, herramientas quirúrgicas y otros instrumentos de precisión.

Aceros Inoxidables Duplex:

Estos aceros son especiales, pues combinan características de los tipos austeníticos y ferríticos.

Su composición es rica en hierro, cromo (19-28%) y níquel (4.5-8%).

Destacan por su resistencia superior a la corrosión y, en términos de fortaleza, superan por dos veces a los austeníticos. Esto los hace ideales en la industria petroquímica, papelera y, por supuesto, en aplicaciones marinas.

En conclusión, la elección del tipo de acero inoxidable más adecuado se basa en una variedad de factores. Estos incluyen la resistencia a la corrosión, propiedades mecánicas y, no menos importante, el costo. Es fundamental considerar estas características para obtener el máximo beneficio en su aplicación.